Desde el Consejo de las Mujeres “La Serena-Vegas Altas”
queremos manifestar nuestra indignación, repulsa y denuncia social ante el
asesinato de la mujer afgana Najiba de 22 años acusada de adulterio. Este
crimen se produjo en la aldea de Parwan cerca de Kabul ante la presencia de un
centenar de hombres.
La ejecución pública que ha saltado a los medios de comunicación
el pasado domingo 8 de julio, forma parte de la realidad que padecen las mujeres
en este país. Por el hecho de nacer mujer están condenadas a vivir sin derechos civiles básicos, son víctimas de
crímenes de honor, matrimonios forzados, violaciones y malos tratos
continuados. Sobreviven con la prohibición de poder recibir asistencia médica
de manos de un varón. El 97 % de las
mujeres dan a luz en sus casas y casi nunca disponen de medios de transporte
para un tratamiento médico. No pueden salir de sus casas si no lo hacen
acompañadas de un pariente varón. La educación está vetada para ellas, así como
tener trabajo.
Aún bajo la amenaza de esta realidad, los movimientos feministas
de mujeres afganas están luchando por denunciar estos hechos, por movilizarse y
crear conciencia de cambio. Nuestro apoyo y admiración a estas mujeres que en
grupo o de forma individual se enfrentan a lo establecido porque creen en un
cambio, a pesar de jugarse su propia vida y en ocasiones, perderla.
Con este manifiesto el Consejo de las Mujeres pretende remover la
conciencia de nuestra sociedad, ya que este hecho de violencia de género, no es
insólito ni único de este país, manifestaciones hay muchas, y ésta es una de
ellas. Queremos hacer un llamamiento a las instituciones internacionales,
pertenecientes a países occidentales que actualmente están cediendo grandes
cantidades de dinero para ayudar al desarrollo del país, para que tengan en
cuenta a la otra mitad de la población afgana. Creemos que el desarrollo de un
país no se concibe sin la libertad, la igualdad, la equidad y la democracia.
Para que la muerte de Najiba y de tantas otras mujeres no quede
impune.